Hoy me desperté pensando en qué rápido transcurre la vida e imaginé que era una maratón. En el punto de partida habían bebes en brazos de sus madres y en la meta ancianos con bastones. Al comienzo aprendíamos a caminar tomados de la mano de alguien, luego lo hacíamos libremente y sin tropezones. Más tarde corríamos ágiles y a toda velocidad mientras se sumaban otros corredores que durante kilómetros seguían nuestros ritmo, pensé en los amigos que conocí y fui dejando en el camino. Algunos seguían corriendo firmes a nuestro lado y pensé en mi marido. Luego vi aparecer a cuatro niños y entonces disminuíamos la marcha para llevarlos a upa y enseñarles a caminar. Los niños crecían durante la carrera y tomaban atajos y se iban, pero nosotros continuábamos caminando despacio intentando llegar a la meta juntos.
Cuando me levanté y miré el correo, como todas las mañanas, recibí un único e-mail de mi marido con título:
" Esa dura dictadura que nos llega a todos".
Lo asombroso es que la última imagen de esta presentación, la 21, es idéntica a la que imaginé en mi maratón