El mal humor

Todos podemos tener nuestros momentos de mal humor que se consideran totalmente normales, siempre y cuando no sea una conducta habitual.
Si el mal humor se instala en forma permanente en nuestra conducta y comienza a ser algo más que circunstancial, deberíamos conocer las causas y hacer algo al respecto.
El estado de ánimo malhumorado se caracteriza por ver el lado negativo que suelen tener las cosas, por ejemplo viendo siempre el vaso medio vacío en lugar de medio lleno.
Esta forma de ser puede tener o no motivos que la generan. Si los hubiera, lo mejor es intentar descubrirlos para modificar las consecuencias que puede provocar en las relaciones interpersonales y en el propio desarrollo.
Por otro lado, nos está señalando una personalidad con cierta tendencia depresiva, agravada por determinadas situaciones de la vida que por alguna razón no puede resolver. Es un hecho que casi todos tengamos que atravesar por problemas que nos producen sufrimiento.
La cuestión no es tanto resolverlos como conocerlos y aprender a vivir con ellos lo mejor posible.

Cualquier problema puede tener solución pero a veces esa solución se convierte posteriormente en otro problema aún más grave; por lo tanto, es necesario aceptar que eventualmente tendremos que enfrentar los contratiempos y disgustos que esas situaciones no puedan deparar.
Algunas veces llamamos problemas a ciertos desafíos que la vida nos impone y que no son más que oportunidades para evolucionar y no quedarnos estancados. Otras veces, llamamos problemas a situaciones comunes de la vida, dándoles una connotación trágica que no se merecerían si aceptáramos que son inevitables.
Pero la mayoría de las veces los malhumorados no tienen mayores motivos para su estado de ánimo. Les molesta la compañía pero por otro lado se quejan porque están solos, se aburren pero no tienen ninguna iniciativa, viven contando sus problemas pero son incapaces de escuchar a los demás, critican a todos porque ven la paja en el ojo ajeno pero no la viga en el propio; están desconformes con el gobierno, con su familia, con su trabajo y por supuesto ven todo negro.
Se trata por lo general de personas eternamente desconformes, intolerantes e individualistas que no pueden ser felices de ninguna manera y que con su mal humor canalizan sus energías negativas provocadas por sus desequilibrios emocionales y lo han convertido en un hábito.

Estas personas son muy difíciles de tratar porque creen tener siempre la razón. Poseen una visión pesimista del mundo y están convencidas plenamente que estamos todos al borde del abismo, que se aproxima el Apocalipsis y que es inútil cualquier intento para evitarlo.
Para ellas todo está a punto de estallar y sólo es cuestión de esperar que alguien apriete el detonador. Sigmund Freud diría que el mal humor es un síntoma de represión de la libido sexual, que no necesariamente siempre se refiere a lo genital, sino a toda la sexualidad entendida como instinto de vida, al no lograr expresarse para participar creativamente en un medio social.

El Psicoanálisis podría permitir revelar el trauma, que una vez consciente ayudaría a canalizar lo reprimido adecuadamente. Otras fuentes lo llamarían vacío existencial o discapacidad para adaptarse a los cambios y para crecer y la terapia desde este enfoque podría ayudar a cambiar la percepción y ver la realidad desde una perspectiva más amplia. En tanto que para los conductistas sería un condicionamiento adquirido que es necesario desaprender para adquirir otros nuevos más adaptativos.

El mal humor es un defecto de carácter que produce conflictos de relación, discordia familiar e infelicidad, y lo más grave de este modo de ser, es que es contagioso.

La meditación: un camino hacia el bienestar

Diversas culturas y religiones han desarrollado métodos de meditación. Hoy, representa una práctica saludable más allá de las creencias que la sustentan. Relaja, mejora la concentración y es un gran antídoto contra el estrés. Te contamos cuáles son las diferentes técnicas, sólo hay que dedicarle unos minutos al día. ¿Lo intentamos?


Vivimos a mil. Sentimos que el tiempo nos corre y el día debería ser más largo, tenemos demasiadas ocupaciones y el estrés está ahí, acechando, para en cualquier momento apoderarse de nuestra vida. Esta puede ser una solución no sólo para mejorar nuestra calidad de vida sino para sentirnos en armonía con nosotras mismas y el mundo que nos rodea.
Meditar es conectar con un profundo nivel de la conciencia en la búsqueda de un estadío de paz interior que generalmente se encuentra en sintonía con algo exterior vinculado a lo Supremo.
Para llegar a esta meta hay diferentes caminos que han sido históricamente explorados por distintas culturas y religiones.
Los chinos e hindúes fueron precursores en la materia. Hoy conviven muchísimas técnicas de meditación y muchas concepciones. Algunas se basan en la concentración, otras en la conciencia plena o en la contemplación, la transmisión energética, la visualización, la quietud o el dinamismo. Estas son las cinco formas más conocidas.

Budismo. Quinientos años antes de Cristo, en la India, Buda abandonó su vida fastuosa para dedicarse por completo a la oración. En la meditación halló su propia razón de ser y comprendió los misterios de la vida. De allí en más predicó esta modalidad de iluminación que se basa en la contemplación y el autocontrol como forma de acercamiento a uno mismo.

Meditación trascendental. Tal vez sea la más conocida y practicada en Occidente. No se asienta en ningún sistema de creencias y valores. Se trata de una técnica natural que consiste en concentrarse en las zonas de tranquilidad de cada persona. Sin apelar al esfuerzo mental, busca lograr un descanso más profundo que el sueño profundo. La experiencia de la conciencia trascendental fomenta el desarrollo creativo, organiza el razonamiento, hace más fluido el intercambio cuerpo-mente y contribuye –eficazmente- a revertir cuadros de estrés. A nivel fisiológico, si se la practica diariamente, permite disminuir el nivel de presión arterial y evita enfermedades cardiovasculares.


Tao. Para los chinos, el Tao es sinónimo de Creación, del comienzo y del fin de ésta. Las meditaciones Tao son silenciosas y se realizan en la quietud, para permitir el fluir energético que oscila entre los Yang y Yin.

Meditación Zen. Se apoya en la filosofía Zen y, lejos de considerarse como técnica, se entiende como un estado natural interno que se produce en el no-pensamiento. No se trata de una dimensión mental, sino de una claridad interior generalizada que ocurre cuando uno logra cambiar la frecuencia de percepción del mundo.

Raja Yoga. Consiste en una forma de intercambio de energía entre lo personal y lo Supremo. Se puede realizar a través de técnicas espirituales y mentales que permiten concentrar el pensamiento en armonía con el Universo y despegarse de la dimensión física.

Mandalas y mantras No son tipos de meditación sino dos simbolismos de distinta naturaleza que se usan como herramientas para meditar. Los mandalas son diagramas circulares, también llamados “laberintos de círculos”, que representan el área sagrada de las experiencias espirituales. Su contemplación acompaña y guía la meditación. Los mantras, por su parte, son símbolos sonoros. Se trata de palabras o frases que, al repetirse internamente, evocan poderes espirituales. A veces tienen un significado literal. Otras, no. Pero en cualquier caso, no tiene sentido intentar traducirlos: se trata más bien de aprehenderlos y comprenderlos energéticamente.

La meditación y la salud

En 1984 la Organización Mundial de la Salud reconoció los efectos terapéuticos de la meditación. Los que meditan se enferman menos porque este hábito mejora el funcionamiento general del sistema inmunitario y endócrino. Además, el estado de relajación fisiológica que provoca disminuye la presión arterial y regula el ritmo cardíaco. Por otra parte, sirve para descontracturar los músculos, alivia dolores cervicales, lumbares y jaquecas.
La meditación también es un recurso que aceptan algunas corrientes de psicoterapia, ya que posibilita revertir cuadros de ansiedad o depresión. Para más, en los últimos años se ha convertido en un antídoto para la epidemia de nuestro siglo: el estrés. Un dato. A partir de estudios con electroencefalogramas, se comprobó que las zonas del cerebro que se vinculan a la atención, memoria y al procesamiento sensorial se desarrollan un 5% más en quienes meditan que en aquellas personas que no lo hacen.

Fuente: Vida sana. Clarín.

24 cosas para recordar siempre..



1.-Tu presencia es un regalo para el mundo.
2.-Eres una persona única en un millón.
3.-Tu vida puede ser como tu quieras que sea.
4.-Vive cada día con intensidad.
5.-Cuenta tus alegrías, no tus desdichas.
6.-Lucharas contra la adversidad que se te presente.
7.-Dentro tuyo hay infinitas respuestas.
8.-Comprende, ten coraje, se fuerte.
9.-No te impongas limites.
10.-Hay tantos sueños que esperan ser realizados!
11.-Las decisiones son tan importantes para librarlas al azar.
12.-Lucha por tu ideal, tu sueño, tu premio.
13.-No hay nada tan desgastante como las preocupaciones.
14.-Mientras más carguemos con un problema, mas pesado se hace.
15.-No te tomes las cosas con tanta seriedad.
16.-Vive una vida de serenidad, no de lamentos.
17.-Recuerda que un poco de amor recorre largos caminos.
18.-Recuerda que mucho… es para siempre.
19.-Recuerda que la amistad es una sabia inversión.
20.-Los tesoros de la vida son personas… unidas.
21.-Nunca es tarde.
22.-Transforma lo cotidiano en extraordinario.
23.-Ten salud, esperanza y felicidad.
24.-Pídele un deseo a una estrella.
 
Y jamás olvides….. ni siquiera por un día… cuan especial eres.

Dr Hitzig sobre los pensamientos


En la página de Gerontología de la Universidad Maimónides se lee:

No hay duda de que el ser humano vive cada vez más.
¿Cómo hacer para que esta longevidad no sea una acumulación de dolencias y enfermedades, sino una etapa vital, plena de experiencias y desarrollo personal?
Las ideas centrales de este libro se basan en investigaciones que demuestran que alrededor de los cincuenta años se encuentra el Punto de Inflexión Biológica que define en qué forma envejeceremos. Profesor de la Universidad Maimónides y reconocido gerontólogo dedicado a estudiar las causas de la longevidad saludable sostiene con humor que: "El cerebro es un 'músculo' fácil de engañar; si sonríes cree que estás contento y te hace sentir mejor".
Explica que el pensamiento es un evento energético que transcurre en una realidad intangible pero que rápidamente se transforma en emoción (del griego emotion, movimiento), un movimiento de neuroquímica y hormonas que cuando es negativo hace colapsar a nuestro organismo físico en forma de malestar, enfermedades e incluso de muerte.
Con los años, el Dr. Hitzig ha desarrollado un alfabeto emocional que conviene memorizar.
Las conductas con R:
Resentimiento
Rabia
Reproche
Rencor
Rechazo
Resistencia
Represión...
Son generadoras de coRtisol, una potente hormona del estrés, cuya presencia prolongada en sangre es letal para las células arteriales ya que aumenta el riesgo de adquirir enfermedades cardio-cerebro-vasculares.
Las conductas R generan actitudes D:
Depresión
Desánimo
Desesperación
Desolación
En cambio, las conductas con S:
Serenidad
Silencio
Sabiduría
Sabor
Sexo
Sueño
Sonrisa
Sociabilidad
Seducción...
Son motorizadoras de Serotonina, una hormona generadora de tranquilidad que mejora la calidad de vida, aleja la enfermedad y retarda la velocidad del envejecimiento celular.
Las conductas S generan actitudes A:
Animo
Aprecio
Amor
Amistad
Acercamiento
Fíjate que así nos enteramos de que lo que siempre se llamó "hacerse mala sangre" no es más que un exceso de cortisol y una falta de serotonina en la sangre.

Algunas reflexiones más del Dr. Hitzig:

Presta atención a tus PENSAMIENTOS pues se harán PALABRAS.
Presta atención a tus PALABRAS pues se harán ACTITUDES.
Presta atención a tus ACTITUDES porque se harán CONDUCTAS.
Presta atención a tus CONDUCTAS porque se harán CARACTER.
Presta atención a tu CARACTER porque se hará BIOLOGIA.
Practiquemos.

Hace muchos años el poeta Rabindranath Tagore decía:

"Si tiene remedio, ¿de qué te quejas? Y si no tiene remedio, ¿de qué te quejas?"

Podría servirnos para aprender a dejar las quejas y los pensamientos negativos de lado y buscar en cada situación el aspecto positivo ya que hasta la peor de ellas lo tiene. De esa forma nos inundaría la SEROTONINA con todas sus eses, la sonrisa se nos grabaría en las mejillas y todo ello nos ayudaría a vivir mucho mejor ese montón de años que la ciencia nos ha agregado.

Porque, olvidaba escribirlo, el Dr. Hitzig ha comprobado con sus investigaciones que quienes envejecen bien son las personas ACTIVAS, SOCIABLES Y SONRIENTES. No las rezongonas, malhumoradas y avinagradas (que nadie quiere tener cerca).Empecemos hoy practicando las eses frente al espejo para mejorar nuestro humor y cuidar nuestra salud.
¿Estás de acuerdo con el alfabeto emocional? ¿Qué abunda más en tu vida, R o S?
Suena lógico ¿verdad?

Finalmente todo es cuestión de actitud

Gracias Corinne.

Libro de Eclesiástico, 3,1-11.


Hay un tiempo para todo y un tiempo para cada cosa bajo el sol:

Un tiempo para nacer y un tiempo para morir,

un tiempo para plantar y un tiempo para arrancar lo plantado;

un tiempo para matar y un tiempo para curar,

un tiempo para demoler y un tiempo para edificar;

un tiempo para llorar y un tiempo para reír,

un tiempo para lamentarse y un tiempo para bailar;

un tiempo para arrojar piedras y un tiempo para recogerlas,

un tiempo para abrazarse y un tiempo para separarse;

un tiempo para buscar y un tiempo para perder,

un tiempo para guardar y un tiempo para tirar;

un tiempo para rasgar y un tiempo para coser,

un tiempo para callar y un tiempo para hablar;

un tiempo para amar y un tiempo para odiar,

un tiempo de guerra y un tiempo de paz.

Los clavos en la puerta

Hubo una vez un niño que tenía muy mal genio. Por ello su padre decidió entregarle una caja de clavos y un consejo, que cada vez que perdiera el control, clavase un clavo en la puerta de su habitación.
El primer día, el niño clavó 37 clavos en la puerta. Con el paso del tiempo, el niño fue aprendiendo a controlar su rabia, por ende, la cantidad de clavos comenzó a disminuir.
Descubrió que eras más fácil controlar su temperamento que clavar los clavos en la puerta. Finalmente llegó el día en que el niño no perdió los estribos.
Su padre orgulloso, le sugirió que por cada día que se pudiera controlar, sacase un clavo.
Los días transcurrieron y el niño logró quitarlos todos. Conmovido por ello, el padre, tomó a su hijo de la mano y lo llevó hasta la puerta, y con suma tranquilidad le dijo:
 “Haz hecho bien, hijo mio, pero mira los hoyos… la puerta nunca volverá a ser la misma. Cuando dices cosas con rabia, dejan una cicatriz igual que ésta. Le puedes clavar un cuchillo a un hombre y luego sacárselo. Pero no importa cuántas veces le pidas perdón, la herida siempre seguirá ahí. Una herida verbal es tan dañina como una física.
Recuerda que los amigos son joyas muy escasas, consérvalos, cuídalos, ámalos, pero no los lastimes, hay daños que son irreversibles y no hay perdón que los sane.
El niño comprendió la enseñanza de su padre y jamás volvió a tener que controlar su ira porque se dedicó a tomarse las cosas con calma y a actuar siempre guiado por el amor.
Anónimo