La meditación una práctica perfecta para el cerebro


Según un estudio, la práctica de la meditación modifica la estructura física de nuestro cerebro, permitiendo un mejor funcionamiento y ayudando a prevenir el deterioro propio de la edad, por lo que sería también una gran herramienta a la hora de combatir enfermedades como el Alzheimer.
La reflexión profunda propia de la meditación ayudaría también a evitar pensamientos negativos, luchar contra la ansiedad, e incluso trastornos psiquiátricos como la esquizofrenia y el autismo.

Los responsables del estudio han demostrado que la práctica de un estado de concentración sobre un objeto externo, pensamiento, la propia consciencia, o el propio estado de concentración, tiene efectos muy positivos y claros sobre el cerebro. De hecho, se observó que las personas que practicaban con regularidad la meditación podían “desconectar” las zonas del cerebro relacionadas con soñar despiertos y las divagaciones.

El estudio ha sido dirigido por Judson A. Brewer, profesor de psiquiatría, y ha sido publicado por la prestigiosa revista Proceedings de la Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos. Brewer señala que conocer el funcionamiento de la meditación puede ayudar a comprender e investigar un gran número de enfermedades. De hecho, añade que la meditación ayuda con una gran variedad de problemas de salud y enfermedades, como puede ser el cáncer, la prevención de la psoriasis o ayudar a dejar de fumar, por citar algunos.

El estudio se realizó utilizando imágenes cerebrales a novatos y expertos en la meditación, mientras practicaban tres técnicas distintas de reflexión. Se descubrió que los sujetos más acostumbrados a meditar experimentaban un descenso de la actividad en áreas del cerebro que están implicadas en los despistes y trastornos como son la ansiedad, trastorno de hiperactividad, déficit de atención, e incluso de la acumulación de las placas beta-amiloide propias de la enfermedad de Alzheimer. Esta disminución de la actividad se observaba con independencia del tipo de meditación que practicaban.




También se demostró que cuando no había meditación, las regiones del cerebro encargadas del control cognitivo se activaban sólo en los acostumbrados a practicar la meditación o la atención concentrada, en el resto de sujetos no. Esto podría indicar que estas personas acostumbradas a meditar están en constante vigilancia, primando el conocimiento presente frente a la aparición del “yo” en los pensamientos, que es propio de problemas como el autismo, la hipocondría o la esquizofrenia. Este descubrimiento puede ayudar también a los científicos e investigadores a conocer más sobre el funcionamiento de las enfermedades que afectan al cerebro. El estudio concluye también que la meditación puede introducir cambios en la estructura del cerebro y prevenir su deterioro si se practica de forma regular, por lo que la meditación sería uno de los ejercicios mentales más poderosos de los que disponemos para mantener el cerebro en un buen estado y libre de enfermedades que le afecten.