Aportan una especie de alquimia de la transformación. Dependemos de las relaciones para ayudarnos a encontrar nuestro camino en la vida y para ayudarnos a saber quiénes somos y quiénes podemos llegar a ser.
Las relaciones con los demás nos preservan de la soledad y del aislamiento y ponen sobre el tapete partes de nosotros que de ninguna otra manera podríamos experimentar.
Proyectamos partes de nosotros en nuestros amigos íntimos y al hacerlo llegamos a conocernos, así como a experimentar el prodigio de otro ser, la asombrosa epifanía de estar en relación con alguien realmente diferente. Nos enfrentamos con nuestra propia sombra y con nuestras propias necesidades. Aprendemos acerca de la confianza y la traición, el amor y el odio, la perseverancia y el cambio y muchas cosas más.
Exploramos en qué consiste ser un individuo. ... Nos entregamos muy profundamente en nuestras relaciones amorosas, tanto, que podemos necesitar un espejo que nos ayude a ver lo que estamos haciendo y nos aconseje ante los riesgos que estamos asumiendo. ...
La interacción con el amor, se convierte en un viaje espiritual, lleno de emoción, pasión, gozo, amistad y conexión profunda, que te hace consciente de quién eres, de quién eres capaz de llegar a ser y del amor divino que te rodea y te apoya."
Extracto del libro "Señales de Amor, del clásico I Ching", de Stephen Karcher
